A place full of boredom, GET ME OUT OF HERE {Jennifer}

Sentía como moría lentamente, como si cada parte de mi cuerpo estuviese siendo lentamente aplastado... tenía ganas de correr, gritar, pedir ayuda, pero me resultaba imposible. Todos me miraban extrañados pero no se me acercaban ni nada. ¡Crueles! pensaba. Moriran solos y sin nadie que los ayude. ¿A caso nunca habían pasado por lo que yo? ¿A caso nunca se habían sentido ABURRIDOS? Sí, moría de aburrimiento y ya no lo soportaba. Ya había intentado de todo: entablar conversación con el primero que se me atravesara, comer comida común y corriente, una hamburguesa para ser más exactos. ¡Hasta me había comprado un libro para colorear en la librería! pero nada... simplemente nada parecía acabar con este aburrimiento que lentamente iba acabando con mi vida.

Caminaba a paso lento, tan lento que parecía que ni siquiera me movía. Mi mirada estaba perdida en un punto inexistente. Pensaba... pensaba en osos teniendo una mejor vida que la mía en este momento, sí éso. De vez en cuando chocaba con algunas personas que al ver mi cara de zombie, solo huían despavoridas. - Sí, claro... Lo siento para tí también - les decía yo, las repetidas veces que me sucedía. Fue hasta cinco minutos que me había dado por vencido, dejándome caer en una banca que estaba cerca. Definitvamente Port Angeles no era lo que yo me esperaba.

Estaba sumido en mis pensamientos cuando algo o más bien alguien, logró sacarme de ese mundo de fantasías al que de vez en cuando me gustaba visitar. Una chica, definitivamente hermosa y además, humana ¿qué más lindo que una inocente humana? ella tenía ese aspecto adorable que encuentras en un niño pequeño y esa chispa atractiva que encuentras en una chica ya desarrollada. Estaba a punto de abrazarle por haber sido tan considerada en hablarme, pero no quería asustarla con apenas haberla visto. - En realidad moría de aburrimiento y esperaba a que alguien como tú se me acercara y me ayudara a ''desaburrirme'' - comenté con la vista clavada en ella. - Nunca pensé que me aburriría tanto ¡y mucho menos en Port Angeles, en un centro comercial! - exclamé con una voz algo chillona.

Ella tenía suerte de que ya me había alimentado, por decirlo de alguna manera. Tenía un aroma delicioso, me tentaba a morderla pero no, no lo haría.

Sonrei cuando me llamo simpatico y... guapo. Casi nunca lo hacian, y cuando lo hacian era solo para llevarme a la cama. Si, yo era mas bien como ''la chica'' en una relacion, algo que me causaba mas que gracia. - Encantado, Jennifer... soy Frankie, Frankie Cocozza - me presente con esa sonrisa picara, tipica de mi. - Ah, no soy de Port Angeles... pero me la paso muy seguido por aqui - le comente, era la verdad. No era de esos que se quedaban en un solo lugar, me gustaba mas viajar... pero definitivamente Port Angeles era uno de mis lugares favoritos.

Ah, si... hay personas que no soy muy simpaticas que digamos - dije, desviando mi vista a una niña que estaba caminando justamente frente a nosotros y se habia quedado mirandonos con cara curiosa, yo por reflejo le sonrei. Como era posible que yo, Frankie Cocozza, me estuviese abriendo tanto con ella? A penas y la conocia, pero me su compañia me inspiraba confianza, algo que no muchos lograban.

Rei por su comentario sobre mi nombre - Pues si, la verdad es que no es un nombre muy comun - le dije. Me incline un poco hacia adelante y negue con la cabeza ligeramente - No, no digas eso... no es molestia que estes aqui - le sonrei, no se porque me parecio tierno que pensara que me molestaba su presencia. - En realidad prefiero que estes aqui que a quedarme solo - me atrevi a decirle. Mi mirada se quedo clavada en la sonrisa que ella ahora tenia, una de las sonrisas mas lindas que en mi larga vida habia visto.

Si quieres paseamos por aqui, digo... no quiero que mi aburrimiento se te contagie - le dije sonriendo y me levante de la banca, girandome y mirandola para ver que decia ella. No queria parecer un aburrido frente a ella... esperen. Desde cuando me importa no parecerle aburrido a alguien?!

No, que va... no tengo novia - le dije, con una sonrisa. Hace mucho habia salido ya de una relación y digamos que... no había terminado muy bien. Ella me levantó tomandome de la mano, por lo que sonreí algo tímido... si en este momento fuera humano, mis mejillas estarian encendidas, de eso estaba más que seguro. Antes de ser vampiro era la persona más tímida e introvertida en pisar la tierra. Todo me avergonzaba y solía sonrojarme hasta por el mínimo roce con una persona del sexo opuesto. - Linda sonrisa, por cierto - comenté, mirándola a los ojos. A ver, Frankie... ¿desde cuando tú eres tan coqueto?.

Reí cuando comenzó a hablar luego y decía que era algo hiperactiva - Creo que sí lo noté - dije, soltando una ligera risita.- A ver... mi familia - yo la maté, sí... ¿qué buen hijo, no? Pero debía alimentarme y fue luego de hacerlo que me enteré de que ellos eran mis padres. Obviamente no le iba a decir eso. - soy hijo único, mis padres murieron hace tiempo - solté de forma rápida, pero sin quitar la sonrisa de mi rostro. - Nací en Irlanda - le dije y reí un poco por eso, mi acento al hablar a veces me delataba. - Soy un duende del arco-iris y tengo mi propia hoya de oro - bromeé y volvía soltar una risilla.

Ahora te toca a tí, ¿Qué de tu vida? - sí, tal vez algo indiscreto... pero sentía curiosidad y además, ella había preguntado también creo que tenía derecho a saber.

Volvi a reir, me agradaba cuando decia que era guapo... pues no se porque me parecia que si lo decia en serio. No como todas esas mujeres que solo lo hacian para llevarme a la cama, agh... sucias. - Gracias, supongo... -comenté, sonriendo levemente. - Ah, sí... Irlanda es un lugar hermoso, muy diferente a lo que es Estados Unidos - agregué, la nostalgia comenzaba a apoderarse de mí. Hey, sí, soy un vampiro pero eso no quiere decir que no tenga sentimientos, tambien puedo extrañar. - Aunque tengo tiempo que no voy de visita - probablemente iría luego.

Esuché lo que decía de su padre y por un momento me sentí algo identificado con ella... a mi también me habían abandonado, pero ambos padres e increíblemente aún lo recordaba como si fuera ayer. Había escuchado que algunos vampiros tenían dones, probablemente el mío era tener una gran memoria. - Oh, lo siento... - creo que metí un poco la pata al preguntar también. Dirigí mi vista al suelo, agachando un poco la cabeza y al escuchar lo que decía, no pude evitar sonreir. - Oh, venga... no soy perfecto, también tengo mis defectos - alcé la vista y la miré. Tenía un gran defecto y personalmente, lo detestaba: Ser vampiro. Si ella supiera que las pocas novias que he tenido, yo mismo las había matado por mi casi nulo auto-control. Sentía como mi semblante de niño curioso cambiaba a uno algo triste... odiaba tener que matar a las personas, y mucho menos a esas que quería. Por suerte, ese gesto de tristeza no duró mucho al ver de nuevo esa linda sonrisa de ella.

''Frankie... recuerda que eres un asesino, no te encariñes mucho con ella. Podrías lastimarla. ¿Quieres eso? Creo que no. Cielos... ¿Por qué a mí? ¡¿Por qué tenía que ser yo un vampiro?! Si tan sólo esa mujer supiera que al convertirme arruinó por completo mi vida... no soy del tipo rencoroso, pero sentía como si esa mujer, Joanna Belikov debía sufrir lo mismo que yo sufrí y que actualmente sigo sufriendo.''

Con gusto te la muestro - dije sonriendo. ¿Buen guía, yo? Sí claro... hasta un niño podía ser mejor guía que yo. Mi sentido de la orientación no era el mejor, a decir verdad y eso que supuestamente mis sentidos deberían ser más desarrollados. ¿Quería saber más cosas de mí? ¿Qué le diría? ¿Que era un vampiro? No, no quería asustarla... pero esperen ¿y si ella ya sabía que yo era un vampiro? - No tengo mucho qu... - fuí interrumpido por ella. Su rostro estaba a milímetros del mío, yo solo como un baboso miraba su sonrisa.

Al principio no sabía si corresponder, Jennifer definitivamente me agradaba. Sí, correspondí su beso... ''instinto de hombre'' probablemente, pero siendo sinceros, ese beso me había gustado. Ya ni siquiera sabía en donde estaba, mi mundo daba vueltas ahora. ¿Qué me había hecho Jennifer? A caso... ¿A caso ella me gustaba? No, no, ¡si recién la acabo de conocer! Escuché lo que decía y sonreí, de nuevo como un baboso. No me consideraba de esos que se enamoraban fácilmente, no después de todo lo que había pasado por la relación que tuve antes... pero al momento en que miraba a Jennifer, era como si después de tanto tiempo, volviese a sentirme... ¿vivo?. Oh bueno, tal vez si era de esos que se enamoran fácil. A penas terminó de hablar y delicadamente la tomé del rostro, depositando un corto pero dulce beso sobre los labios de ella. - ¿Eso responde tu pregunta? - pregunté, riendo como un niño pequeño.

No me sorprendía la propuesta que me había dicho Jennifer, me quedé mirándola sin saber que responder... no quería romper su corazón apenas conociéndola, pero tampoco quería salir yo herido luego, después de todo, mi última relación no había sido del todo buena. Incluso había comenzado a dejar de creer en el amor, pensaba que nunca podría volver a enamorarme... no estaba negando que esta chica que tenía enfrente era linda y me atraía, pero a decir verdad, aún tenía miedo de hacerlo, de... enamorarme y volver a salir destrozado.

Jennifer no parecía ser una mala persona después de todo, el poco rato que llevaba conociéndola se había mostrado realmente dulce y muy simpática, sin tener que agregar que también era bella. No me negaba a darle una oportunidad a esto, pero ¿qué si en algún momento me descuidaba y... la lastimaba? definitivamente no me lo perdonaría, pocas veces me arrepentía de mis actos, pero si llegaba a hacer éso, estaría todo el resto de mi eterna vida haciéndolo. Creo que esa era una de las mayores cosas que odiaba de mí mismo, aparte de ser un asesino por naturaleza, mi sed de sangre me hacía lastimar a seres queridos e importantes para mí.

''Mira, Jennifer... no es que no quiera estar contigo, es que...'' no, no podía decirle eso, si mi memoria no fallaba, en mis tiempos de humano había dicho algo parecido y la chica, pués, ella no se lo tomó del todo bien. ¡¡Agh, yo y mi maldito miedo al amor!! y más que todo las culpables eran las mujeres, por ilusionarme... aunque por otra parte, también soy culpable por caer en sus redes. ¡¡Frankie, decile una respuesta que se lo va a malinterpretar todo!!

Respiré el aire que no necesitaba e hice un esfuerzo para responderle - Podríamos intentarlo - ¿¡QUÉ?! esperen... eso no era lo que pensaba decir, sentí como una sonrisa se dibujaba en mi rostro. ¿Qué me sucedía? ¿Por qué había dicho eso? No tenía ni la menor idea, pero probablemente era la mejor respuesta de todas - Me encantaría salir contigo, Jennifer - continué y me acerqué, esta vez para darle un beso en la mejilla.

¿Había hecho bien? Definitivamente tenía miedo y aún dudaba de mi respuesta, pero Jennifer lo valía. Claramente sentía una atracción por ella y por lo que ya me había dicho, ella sentía lo mismo. Volví a sonreir y tomé de su mano, la jalé un poco y de forma delicada para no hacerle daño y comencé a caminar - ¿Vamos? - esperé un rato para que ella se moviera.

''Hacerle daño...'' pensé. Esto si que iba a ser difícil, aunque no era la primera vez que tenía una novia humana, no sabía porque ahora eso me preocupaba tanto. Quizá si estaba enamorado de Jennifer después de todo. No era que creía en el ''Amor a Primera Vista'' pero tampoco descartaba esa opción.